Música de Capilla

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PASIÓN POR LA MÚSICA

INFANCIA Y ADOLESCENCIA

Desde pequeño me sentí atraído por la Música, aunque en el hogar familiar brillara por su ausencia. A la Clásica, me refiero.
Escuché en el Colegio Calasancio Hispalense una actuación de la Orquesta Bética de Cámara en 1957 durante un reparto de premios de estudios al final del curso. Tenía 9 años y me encantó. También disfrutaba mucho con las actuaciones de la Escolanía del Colegio. En mi casa escuchaba por mi cuenta media hora de música clásica que transmitía Radio Sevilla a media tarde. Y, para rematar, dos primos estudiaban guitarra flamenca. Mi padre no accedió a que yo siguiera sus pasos y me compró una bandurria y me proporcionó unas clases particulares, que recibí en la acera de la calle Arroyo, en el tramo entre Gonzalo Bilbao y la calle Júpiter, las tórridas tardes de verano. Con partituras cifradas. Tampoco conseguí mi sueño de que me comprara un tocadiscos ni muchísimo menos ir al Conservatorio a estudiar.
Con el paso de los años, he entendido a la perfección su actitud, aunque en aquellos años estuviese muy contrariado.

Me seleccionaron para formar parte del Orfeón Calasancio Hispalense del que se había hecho cargo un joven gallego que venía de terminar sus estudios en Viena: Luiz Izquierdo González. Era subdirector y jefe de cuerdaa Francisco Galán.
Por los procesos naturales de cambios de voz, pasé un tiempo en la cuerda de sopranos y en la de contraltos para terminar en la de tenores.
Galán, por su parte, creó la Rondalla del colegio y allí que me inscribí que para algo sabía tocar la bandurria.

Izquierdo animó a los mayores, de las cuerdas de tenores y bajos, a que nos incorporáramos a la Asociación Coral de Sevilla. Hablaré de esta etapa en otro lugar.

 

ESTUDIOS

Cuando inicio mis estudios oficiales en el Conservatorio de Sevilla, será con más de 25 años, cursando Preparatorio de Solfeo. Durante mi estancia en Salamanca, entre 1977 y 1979 por razones laborales, continué con Primero de Solfeo y Preparatorio de Piano,

Al regreso a Sevilla me enfrento a la realidad de mis limitaciones en el estudio de piano y la conveniencia de abordar un instrumento de viento. El fagot y su inmediata aplicación de poder integrarme en una Capilla Musical, gana en las alternativas. De ello tuvo gran culpa José Manuel Delgado Rodríguez.

Hice preparatorio de este instrumento con el Profesor Especial de Oboe (en los vientos no hay catedráticos) Miguel Quirós Parejo. La razón era que no existía profesor de fagot en el Conservatorio y lo más aproximado, por aquello de la doble caña o caña de doble lengüeta, es el oboe.

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