1994. Conferencia Hdad. de La Armagura de Sevilla

Conferencia, sin Concierto, que dicté sobre la Música en la Semana Santa de Sevilla. La investigación que la sustenta es la misma que la utilizada en 1989 en El Silencio.

CONFERENCIA QUE TUVO LUGAR EN LA SALA VILLASÍS DE LA FUNDACIÓN DE EL MONTE EL DIA 9 DE MARZO DE 1994.

CICLO DE CONFERENCIAS ORGANIZADO POR LA HDAD. DE LA AMARGURA CON MOTIVO DEL 75 ANIVERSARIO DE LA COMPOSICIÓN DE LA MARCHA AMARGURAS.

SOLO OFREZCO LOS PÁRRAFOS O FRASES DISTINTOS A LA CONFERENCIA DE 1989 EN EL SILENCIO. (MÁS O MENOS). TAMBIÉN HE DE DECIR QUE EL TIEMPO DISPONIBLE FUE MÁS REDUCIDO.

SALUDO

A San Blas Obispo, a quién por patrono tienen los músicos de voz por ser abogado de las enfermedades laríngeas me acojo.
A Santa Apolonia, Virgen y Mártir, patrona de los dentistas, pido me conserve los dientes, tan necesarios para los músicos instrumentistas de viento.
Sin olvidar a San Paciano, de quién la Iglesia hoy celebra su festividad, obispo de Barcelona que hablaba muy bien y vivía en consecuencia. Así dice la glosa de su vida y que yo interpreto como que viviría con bondad de costumbres y no con la que se deriva de la relajación de las mismas.
Y  a  la benevolencia de todos ustedes, me someto.

Señoras y Señores, muy buenas noches.

Me uno a los agradecimientos expresados por cuanto me han precedido en estas intervenciones a lo largo de estos tres días. Y muy especialmente a cada persona que hoy nos honra con su compañía.

SONIDOS DE LA SEMANA SANTA

Ya están aquí los días de la consagración de la primavera en los que el pueblo se adueña de las calles, de los templos, de la fe y hasta de Dios Redentor y de su Madre Santísima.

Porque durante la Semana Mayor, aquí quien manda es Sevilla.

Y también se apropia de la misma Muerte, como hiciera el Redentor, porque cultivándola, la engaña. Engalanándola, la dulcifica, y la mece y se consuela, y la adula y la vence.

Es el tiempo en el que muchos sevillanos encontramos nuestra identidad. Los días de las Cofradías.

Y sin contradicciones, sin sustituciones apenas a lo largo de los años sino hilando, con la especial sabiduría del Sur, una superposición y coexistencia perfecta de cuánto hemos querido aportar, popularmente, a la conmemoración de la Pasión.

Es la Semana Eterna. Aquella que contiene en su interior cuánto nuestra cultura milenaria y nuestra memoria histórica ha sido capaz de reunir, sintetizar y conservar.

Y si son días grandes en imaginería, en silencio, en olores, en alegrías, en tradiciones, en bullas e incluso en Luna llena, no lo podía ser menos en Música. Música y MUSICAS, por un lado, CON LAS QUE EL PUEBLO ANDALUZ CELEBRA LA PASIÓN Y MUERTE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO. Y, por otro, porque entre las múltiples razones de nuestra presencia en las calles, está esa búsqueda de lo emotivo, y la música es un elemento principalísimo para encontrarlo.

Primero los sonidos.

Los que están grabados en la retina del recuerdo y que, exclusivos de esta Semana, nos hacen soñar con el nuevo y fugaz encuentro de cada año. Y, de entre ellos, !cómo suena un palio! El golpear de las caídas contras los varales, el tintineo ocasional de los candelabros de cola, el seco estallido del manto en la levantá generosa, el crepitar de los cirios encendidos. Como suena el palio de María de la Amargura. Su sonido terminará de dar forma, a través de nuestros oídos, a lo que la vista no alcanza a creer.

LOS FONT

Soleá, dame la mano,
a la reja de la carse
que tengo muchos hermanos
huérfanos de pare y mare. 

José Font de Anta utiliza el primer verso de esta saeta, de la que existen muy variadas versiones, para darle nombre a una de las marchas procesio‑nales más inspiradas, y menos inter‑pretadas, de entre las escritas para nuestra Semana Santa y que dedicó A los desgraciados presos de la cárcel de Sevilla, que al cantarle «saetas» a la Virgen en Semana Santa, me hicieron concebir esta obra.

Documentos
Investigación
Manuel Font Fernández de la Herrán
– reclama la composición
– instrumenta para banda
– instrumenta para orquesta y fallece

Que la Virgen Santísima de la Amargura bendiga a la familia Font

Y nuestro común sentir sevillano, nos hace decir hoy, por encima de todo, Viva la marcha Amarguras.

LA MÚSICA DE CAPILLA

Después, la música de capilla que es, entre todas, la que mantiene una mayor referencia a la litúrgica. En el principio de las Cofradías eran tan sólo los cantos y salmos penitenciales, habitualmente interpretados por la comunidad conventual ligada a la Hermandad, los que sonaban en el acompañamiento de las Imágenes. A estos cantos se unía, al menos, el sonar del bajón -antecesor del actual fagot-, como elemento de apoyo, del mismo modo que era usado en el Coro ante el facistol.

Esta música, es música para la noche, de calle estrecha y de silenciosa contemplación; miniaturas musicales de cámara que abandonan el recogido espacio del salón rococó o las naves eclesiales para acercarse a una Sevilla no más allá del siglo XVIII.

Al pintor francés André Villeboeuf, amigo de Domingo Ortega y de Antonio Díaz Cañabate, le parece una música saltarina ejecutada por clarinetes… …algo así como un minué delicioso y anticuado.

Los estudios sobre la música de nuestras Hermandades no han sido tan extensos y numerosos como los dedicados a otros aspectos de las mismas: desde su propia historia hasta los elementos escultóricos u ornamentales. Deseo destacar a Don Francisco Melguizo Fernández por su condición de ariete, de adelantado que ha abierto caminos en un frente importante, ya que ha estudiado todos los tipos de música que se dan en nuestras procesiones; Juan Carrero Rodríguez por su labor documentalista volcada en sus Anales de las Cofradías Sevillanas, a José Márquez por su trabajo inédito sobre la música de capilla y a Manuel Carmona Rodríguez que recientemente ha publicado, Un siglo de música procesional en Sevilla y Andalucía que viene a unirse a su anterior trabajo titulado Los Font y Manuel López Farfán en el recuerdo eterno de Sevilla.

Por no aburrirles no  me pararé  a  transcribir  detalladamente las anotaciones  del  Abad Gordillo,  de  Bermejo  o  de González de  León  referidas  a  la música, sino  tan solo  a  modo  de resumen citar que  estos  historiadores  nos hablan  de  la  presencia  de

músicos  y  cantores…,
trompetas  dolorosas…,
cantores    cantando   salmos  penitenciales…,
campanilla  al  principio de la procesión…,
un coro  de  música delante  de cada imagen, y sus trompetas…,
varios eclesiásticos cantando  en  tono bajo los Salmos Penitenciales…,

y  dotados de una imprecisión y generalidad las más veces que nos hacen,  al  menos, tratarlos con prudencia. 

Está  por  escribir la historia de la música en Sevilla,  en general,  y la concerniente a las Hermandades en particular.

LAS MARCHAS PROCESIONALES PARA BANDA

Y por fín las marchas procesionales, para cornetas y tambores (el deseo de no cansarles más me hace que en estos momentos no aborde esta modalidad) o para banda, también protagonizan estas celebraciones.

Y en todas ellas está presente lo popular, desde siempre, sin apenas elementos comunes con la música sacra y los requisitos que ésta debe cumplir y que la autoridad eclesiástica ha fijado en diversos momentos de la Historia.

La sencilla fe del pueblo siempre se ha sentido más motiva‑da por melodías y ritmos populares que por el canto llano o las maravillas contrapuntísticas de nuestros grandes polifonistas sacros, y así entiende y así celebra la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo.

El hoy de la música procesional está alcanzando cotas de auténticas listas de éxitos, porque tan sólo una de las empresas discográficas sevillanas contaba hace cinco años en su catálogo con cuarenta discos de larga duración; el número total de obras conocidas, entre las realizadas para cornetas y tambores o para banda, debe superar ya las cuatrocientas; las agrupaciones musicales, bajo la tutela de muchas Hermandades, aumentan continuamente.

Tras el universo de formas y colores, tras la belleza de la Madre, la marcha, viene a darle otra dimensión a nuestro asombro, a nuestra veneración o a nuestra alegría. Y vamos, en muchas ocasiones, al lugar en dónde sabemos, de un año para otro, que allí siempre le tocan.

Música de banda, plena de motivos populares, ajena a los cánones de la música litúrgica, pensada para la Imagen, para el ritmo de los costaleros y para el público que la escucha, lúdicamente, para compensar la angustiosa emoción que le ha supuesto la contemplación del resto de la Cofradía.

La marcha procesional es el elemento que va a hacer que nuestra emoción llegue al punto culminante. A veces es animadora de nuestras exclamaciones a la Virgen, de nuestro aplauso, o elemento tonificante para nuestro cansancio que nos da ánimos para continuar nuestra búsqueda de la próxima.

Y si acaso los pitos del Silencio son la música de capilla por excelencia, Amarguras lo es de las marchas.

Que hay otras bellísimas partituras, claro que sí. Pero si Sevilla la ha elegido de entre todas ellas, Sevilla sabrá. Y Sevilla sabe lo que se hace.

Porque el pueblo sevillano es el que ha identificado la Marcha para banda con Amarguras. La propia solera de la Hermandad, su reconocida rectitud en el desarrollo de la Estación Penitencial, su austeridad, sin duda ha contribuído a ello.

Y, cuando el Domingo de Ramos se despide en San Juan de la Palma, la marcha Amarguras es el elemento imprescindible que buscamos como complemento justo de lo que vemos y sentimos. Después ya podemos volver a casa pensando que no es un mal momento para irse a dormir. A dormir y no despertar, colmado nuestro espíritu con lo que acabamos de ver y oir.

Francisco José Senra Lazo
Sevilla, 1994

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